La inteligencia artificial (IA) se ha posicionado como una de las herramientas tecnológicas más disruptivas en la producción de contenido, lo que ha generado posturas encontradas entre los diferentes jugadores de la industria.
Ante esto, Jennifer Robles y Óscar Ibarrola, socios de Copyright Consulting, hablaron sobre las oportunidades para crear y gestionar contenido de manera más eficiente, además de los desafíos legales en temas de autoría, derechos de explotación y uso ético de la tecnología.
Ibarrola aseguró que la IA ha despertado un enorme interés en el ámbito audiovisual, desde la creación de guiones y contenido literario hasta la generación de imágenes y videos.
Sin embargo, la industria aún enfrenta retos significativos en cuanto a su regulación: “Las plataformas están frenadas en su uso hasta que se puedan determinar o tener la certeza de su utilización respecto a la titularidad o la confidencialidad” agregó, señalando que el contenido generado por esta herramienta se crea a partir de millones de datos y archivos proporcionados por usuarios, y aún no está claro si estos materiales podrían ser utilizados por terceros sin autorización expresa de los creadores originales.
PARÁMETROS EN LATAM
Añadió que en EE UU el Writers Guild of America (WGA) ha sido uno de los primeros organismos en establecer ciertos lineamientos para el uso de la IA en la escritura de guiones y otros contenidos, en parte motivado por la reciente huelga de escritores en Hollywood: “Entender estas regulaciones puede ser un buen parámetro y punto de partida para saber en dónde está la industria actualmente, respecto a esta herramienta”.
Uno de los puntos clave de esta regulación es que los materiales creados por IA no pueden considerarse “material fuente”, es decir, “todo lo que viene de IA no cuenta para el 100% de la historia. Con esto, se busca que el uso de esta no impacte en detrimento de los créditos de los escritores, que no se les desplace. Solo se considera material fuente lo hecho por personas y eso beneficia a los escritores para no ser desplazados de ese título” explicó Ibarrola.
En la práctica, esta regulación (que incluye solo a integrantes de WGA) implica que una empresa no puede obligar a un escritor a usar IA, aunque sí puede permitirlo si ambas partes están de acuerdo y si el uso está alineado con las políticas de producción de la empresa para la que trabajan. Añadieron que está prohibido entrenar una IA con material creado por los miembros de esta Asociación, un esfuerzo por proteger la propiedad intelectual y el empleo de los escritores humanos. Agregaron que esta regulación es un avance que establece un parámetro valioso para otras industrias y países, aunque reconocen que en Latinoamérica aún no existen normas similares.
“Esto nos deja un parámetro de hacia dónde se quiere caminar con la industria en el uso de esta herramienta. No es descartarla ni negarse, pero si se utiliza se tiene que respetar el trabajo de los escritores. Lo que se dice en Hollywood es que existe la IA, es útil, pero debemos usarla con cuidado y sin afectar a los jugadores de la industria audiovisual” señalaron.
En el contexto latinoamericano, la incorporación de IA en la producción audiovisual podría llegar de manera indirecta, a través de plataformas de streaming como Apple TV, HBO, Prime Video y Netflix, que tienen su sede en EE UU y que podrían aplicar estas normas en sus producciones locales: “El riesgo es que utilizar la IA indiscriminadamente puede llevar a que, cuando se ofrezca el material para su posible explotación en plataformas, estas duden en financiar ese proyecto y comprarlo, porque no va conforme a los estándares estadounidenses; y si bien en Colombia, Argentina o México no estarían infringiendo ninguna ley ni acuerdos colectivos, el comprador está sujeto a esos estándares y es más difícil lograr un financiamiento”.
En términos de derechos de autor, tanto en México como en EE UU, las leyes son claras: “La jurisprudencia nos dice que los materiales generados con IA no cumplen con el requisito de humanidad y no alcanzan la protección como obra artística de acuerdo a las leyes de copyright o de derechos de autor. Los materiales generados con esta herramienta no van a tener una propiedad exclusiva” lo que significa que los materiales generados por IA podrían ser reutilizados libremente por otros, ya que no se le otorga el monopolio de explotación a ninguna persona en específico.
Para Robles e Ibarrola, la falta de claridad en torno a la autoría es uno de los grandes problemas legales en el uso de la IA en la producción audiovisual. Si una IA es responsable de la mayor parte de un guion, por ejemplo, el crédito de autor no puede otorgarse a una persona física, lo que deja un vacío legal en términos de derechos exclusivos de explotación: “Esto también puede afectar a la productora porque puede que se tope con una limitante en la explotación de ese guion por el cual está pagando”.
Finalmente, Robles expresó que las opiniones sobre este tema están polarizadas: “Unos lo ven como que contribuye a las labores, pero otros lo pueden entender como una sustitución de roles, oficios y actividades. Ya hablamos del tema de desarrollo de guiones, pero también en la industria audiovisual se habla de la creación de música, edición de videos, el tema de posproducción, de diseño de producción, efectos visuales; son actividades que durante muchos años fueron realizadas por personas físicas, pero hoy se pueden trabajar con la colaboración de IA e incluso con el uso exclusivo de esta, sin perder de vista que seguirá habiendo una intervención humana”.
Vanessa Maldonado