Cuando la directiva del Natpe decidió la noche del sábado 8 cancelar el evento, no solo finalizaba con una de las semanas más angustiantes y llenas de zozobra que ha vivido la industria. También le puso punto final a un período de riqueza presencial, que ahora, sí es verdad, no se sabe cuándo se retomará.
El lobby del Fontainebleau de Miami Beach se fue convirtiendo durante el Natpe, en uno de los lugares más atractivos para ver, y conectar, con los principales personeros de nuestro giro, bien sean los viejos, los nuevos, los de siempre, los de EE UU, los de Europa, los de Latinaomérica, y alguno que otro de Asia. La ilusión de regresar a la vieja normalidad que brotó entre octubre y noviembre, se disipó esa noche del sábado, faltando apenas diez días para que arrancara el mercado. Fue lamentable pero gracias por haber cortado de tajo la incertidumbre y haber restregado la realidad. La industria, como parte de la especie humana, ha entrado en otro ciclo difícil de amoldar.
Pues me tomo un avión y voy a visitar a los clientes. Sigo entonces con mis reuniones virtuales. No hay de otra.
El boom que está viviendo la ficción española y la madurez que muestran las producciones latinoamericanas, con exposición global gracias a la difusión de las plataformas de streaming, ha potenciado la relación de la industria a ambos lados del Atlántico. Numerosas compañías mexicanas, colombianas, argentinas comienzan a abrir oficinas en España y viceversa, productoras españolas tienen la mirada puesta en países de la región, para atender un mercado que ya es de más de 500 millones de castellanohablantes.